Estar expuestos a nosotros mismos
Saber que el ruido
llegará porque tenemos oídos
Queremos, queremos
Confiados porque alguien
Por saber que la sangre
puede rebalsarse
Cuando la piel se excede
en el tacto
Recubrir, abrázame
Pacientes porque el
cuerpo
Por saber que la memoria
se ensucia
Cuando los ojos no son
tapados por los parpados testarudos
Son recubiertos, pueden
ser recubiertos
A veces no quieren
Concientes de ellos, a
ellos y expuestos
Vulnerables a nosotros
Luis Tinto
Se es vulnerable cuando se está expuesto. Se
está expuesto cuando se está vivo [más bien, cuando se está.
Ey, vulnerables, ser nos vulnera, la vida se cuela por todas partes.
Somos vulnerables a la duda, a la rabia, al desconsuelo, al miedo, al
bostezo, a la sumisión, al llanto, al torbellino, al aventón, a la risa, a las
cosquillas y a la dominancia.
Entonces hay que tener cuidado con los juegos, saber con quién se juega,
porque además del jueguito con la vida y los cuerpos, está el juego de las
vidas y el poder, donde ser vulnerables no es ser sensibles al baile incesable
con el entorno y ser vulnerados no es dejarse recibir y entregar casi
inconcientemente, tal como se respira; es, sino, ser tuerto, cojo, manco, débil
de cuerpo y conciencia, es, sino, dejarse arrancar la otra oreja, el otro
brazo, el otro ojo, para quedar completamente a disposición de la corriente,
dejarse caer, llevar, usar. Ahora se ha vuelto un juego desigual, el más fuerte
vulnera al más débil, y ya no se trata de Darwin, Smith o Marx, sino de nosotros mismos.
Ivannia Malebran
Emoción licuada de inseguridad y coraje , Cuerpos retorcidos, fuerza versus fragilidad.
Entraña oscilante, gustosa de caer en forma derramada, de hormigueos descendientes por
el bajo vientre. Gustosa de sentir, de vivir y re-vivir en la esfera parpadeante de la vida.
Vulnerable desarrollo de nosotros mismos, en que de pronto los ojos se vuelven luces
intermitentes gritando alerta, llama la creatividad, el amor, la lucha, la templanza y el volver a empezar.
Es la muerte trasformada en vida.
Es la muerte trasformada en vida.
Libertad es la palabra que deletrea lo vulnerable, lo sensible, lo inverso en este mundo
de sonrisas de capital. Janette Barriga
Mirar alrededor y construir visiones es vulnerable al derrumbe repentino en el
entendimiento.
Existir individual y colectivamente es la vulnerabilidad. La vulneración de nuestro
cuerpo, de sus barreras que no son más que piel y unos cuantos pelos, saliva,
cerilla, sudor, cebo, mocos y lágrimas. En mi cuerpo hay sólo una pareja de
ojos pero no puedo temerle a comer, caminar, observar, desear, ni relacionarnos
en el tiempo y espacio, variando indefensos y ofreciendo más de lo que queremos
ofrecer.
Los seres vulnerables física e interiormente se han reinventado en otros medios, se han
hecho impersonales al igual que los seres que los controlan desconocidos y casi
omnipotentes. También buscan confianza y comodidad.
Me entiendo ignorante, de carne y huesos que se vulneran hasta cenizas cada vez menos
vulnerable mientras menos sea yo y menos quiera defenderme, permanecer. Lan Fa
Somos el reflejo de una serie de movimientos inabarcables que realiza el
cosmos al moverse junto con nosotros. Vulnerables, hemos de aprender a capear
las corrientes con destreza, a comunicarnos desde la fortaleza y la ductilidad,
llenando cada vacío, saber llenarnos y vaciarnos según lo exija cada momento,
cada nimia circunstancia, cada gesto, cada detalle.
Hay tanto que desconocemos acerca de todo. Qué poco sabemos, y tan
arrogantes que nos sentimos hasta que se cae todo. Rilke decía “Y nosotros, que
pensamos en la dicha como algo creciente, sentiríamos la emoción que casi nos
consterna cuando algo dichoso se derrumba.” Momentos de vulnerabilidad, de
fragilidad, no importa cómo: nos derrumbamos, una y otra vez, aún cuando
creamos leer las estructuras subyacentes, apenas podemos ejecutar uno que otro
encantamiento, atraernos tal o cual influencia, jugar a los dados con las constelaciones celestes….
Parte del secreto está aprender a derrumbarnos, a concienciar nuestra propia vulnerabilidad, asumirla como parte de nuestra carne y sangre, y fluir, como el agua…Jorge Trujillo
los poros, abiertos a las interferencias y vibraciones espontaneas, insólitas y fuera de su alcance de calculo. Interferencias que ademas de traer el alimento en forma de oxigeno , también lo trae en forma de experiencia, ajena el ser que
alimenta en su interior, experiencia enriquecedoras.
La piel y los poros podrían quedarse a la intemperie respirando tal cual están, no se lo preguntan ni una sola vez,
simplemente están dispuestos a una lluvia que nadie aviso. Al baño ensordecedor de una maquina de trabajar, a la caricia de otra piel reencontrandose, renaciendo ,tal ves. Viva y expuesta retroalimentandose del Afuera, de ser rajada en un juego de niños.
Si este órgano quisiera mantener-sostener su situación actual y no sufrir estos hechos inesperados, perfectamente se
envuelve en un nylon apretante aseptico (nylon que se puede comprar en cualquier tienda cercana). Y ta parece
que el tiempo ha dejado su fluir, se cristalizo el antes-ahora-después, invulnerabilizada a la lluvia no esperada, al baño de sonidos incontrolables, a la caricia vivificante y siempre desconocida. Se ha separado del colectivo, de esta piel que evoluciona junta y completa. Reaccionando desnuda a lo que no pertenece a su alimento, a lo que no le parece, a lo que si. Cada respiro y exhalación purificando el sustento de agentes que no permitve ,que no acepta y que aun respira.
Nuestro órgano plastificado a petrificado su tiempo e independencia. Necesitando sostenerse nuevamente ve la necesidad de
rasgarse de su envoltura transparente de donde solo “vio”. Encontrándose con un oxigeno más puro nutritivo, no puede reconocer. Un entorno desconocido después de tomar la decisión de enrollarse.
No ha identificado la imprevisible lluvia, más fresca que antes, la maquina de trabajar no ensordece ni golpea como la anterior, agresiva y desagradable. Una costumbre insatisfecha? Tampoco reconoce a la caricia que antes retroalimentaba, piel otra , que vivió experiencias expuestas, confiada a morir un par de veces, a su cualidad de regeneración. Jamas se cubrió. Alejandro Trigo